A la pregunta de si se puede dejar de fumar sin engordar, la respuesta es sí, pero con matices. Al dejar de fumar, ya no metemos en el cuerpo sustancias que estresan nuestro organismo. Éstas producen un estímulo constante que activa las funciones de limpieza de una forma forzada. Al disminuir este estrés fisiológico y bajar las hormonas que nos ponen alerta producidas por el tabaco, consumimos menos calorías y lo que comíamos antes, ahora resulta demasiada energía que no vamos a utilizar.
Debemos tomarlo con calma ya que durante el primer mes es muy normal notar el cambio de forma muy acusada, pero poco a poco nos iremos acostumbrando a las nuevas sensaciones de saciedad, de un hambre diferente y en definitiva, de nuestra nueva relación con la comida.
La comida no debe ser nunca un sustituto del tabaco, y la boca no es un aparato que deba estar todo el día ocupado. Por eso, os presento unas pequeñas pautas sobre como debemos actuar ante este cambio.
– El primer mes, es normal tener una mini depresión con ansiedad, falta de interés por las cosas en general y cambios en la motivación. Pasa sola. Aquí es donde la voluntad tiene especial importancia tanto para dejar de fumar definitivamente como para evitar coger peso durante este trance.
– Es normal también tener cierta sensación de hinchazón generalizada. Éste es el principio de engordar. No es grasa aun, solo proteína y agua, pero empieza por aquí. Para combatir esto, es fundamental hacer un poco de dieta baja en proteínas, rica en verduras cocinadas con presencia de hidratos en baja cantidad.
– Comer cada tres horas. Tentempiés a base de infusión, zumo o café suave, más una pieza de fruta, una galleta integral o una rebanada de pan integral.
– Es mejor no tomar sustitutos bajos en calorías para tener algo en la boca cuando aparece la gana de fumar. Esto solo consigue alargar el proceso, engordar y tener hambre a todas horas. Lo típico, ¿Y qué tomo cuando tenga hambre?. Pues espera a la siguiente toma. Al igual que no nos hacemos pis encima cuando aparecen las ganas de ir al baño, debemos también aprender a aguantar el hambre hasta la hora de comer. Nunca queda más de una hora para el tentempié. Aguanta un poco y bebe agua. En tres días, habrás dominado el gusanillo caprichoso en buena medida.
– Debemos reconciliarnos con la sensación real de saciedad. Al principio, parece que nunca se tiene límite y que hace falta urgentemente el cigarro cuando estamos terminando de comer. Pero con la ayuda de una infusión al final de las comidas, se consigue esa nueva sensación de saciedad.
– El deporte es FUNDAMENTAL. Baja la ansiedad, aumenta el consumo de calorías, acelera la adaptación, mejora al ánimo y fomenta la voluntad de no volver a fumar.